DISCRETAMENTE ALENTADOR

No todo van a ser guantazos; por fin un artículo sobre los medios que, para bien o para mal, tienen en cuenta el arte contemporáneo.

En primer lugar, tenemos que distinguir a los medios que ofrecen información sobre el arte contemporáneo de forma gratuita, de los que cobran por su servicio; o lo que es lo mismo, distinguir entre televisión y radio, y revistas o suplementos de diarios, ya que esto será determinante a la hora de analizar a qué nivel se implican estos medios para satisfacer el interés de su público o, en su defecto, de sus clientes.

Los lectores de este blog sabrán, a estas alturas, que a los medios sin financiación pública les cuesta hacer observaciones sobre el arte contemporáneo y que, en caso de hacerlas, el tema en cuestión debe contener cierto interés polémico, y por lo tanto, espectacular.

El caso de los medios públicos es bien distinto. La radio y la televisión pública (en nuestro país: RTVE) son conscientes del compromiso que tienen con la sociedad. Por ello, tenemos que agradecerles que dediquen parte de su programación a espacios cuya labor es la divulgación del estado actual del arte contemporáneo. Siendo algo más exactos, agradecemos que de 311 horas de programación semanal, TVE, es decir, TVE1 y LA2, dedique al arte contemporáneo 55 minutos. También tenemos que agradecer al programa “Metrópolis”, que junto a “Miradas 2” conforman el total de espacios dedicados a eso que ya hemos citado cien veces, y que desde el día 19 de junio de 2006 haya dejado de actualizar su Web.

Por otra parte, también hay que agradecer a la radio, por supuesto pública, que en alguno de sus programas (La Ciudad Invisible) aparezcan sugerencias relativas a exposiciones y, en algún caso, entrevistas a creadores.

Es evidente que si existe algún medio que verdaderamente se preocupe del arte contemporáneo y de todo lo que en torno a él gira, tenemos que hablar de las revistas especializadas.

No hay duda de que las revistas especializadas van a procurar mantener el interés de sus clientes por la publicación de la que sólo ellas son responsables; el problema es que, por encima del interés que la propia publicación pueda tener para con el arte contemporáneo, hay una razón, digamos, principal, poderosa, que les obliga a trabajar en la creación de un producto riguroso. Nos referimos a una cuestión puramente económica.

Entre los motivos que justifican el comportamiento ante el arte contemporáneo de los medios hasta ahora citados, podemos establecer, no diferencias, sino igualdades que se fundamentan en el reporte, o no, de una serie de beneficios económicos.

Es doloroso pensar en los motivos que son considerados imprescindibles para que parte de la cultura se extienda y penetre en la sociedad. Cada vez más, la expresión “por amor al arte” está resultando inútilmente pronunciable; pero no por la falta de interés del público, sino por la falta de interés de quienes tienen la responsabilidad y la obligación de transmitir información sobre una actividad que se deja amar, y que tiene dificultad para encontrar a quien la ame.

No obstante, y a pesar de lo preocupante de la situación informativa sobre el tema que nos ocupa, siempre tendremos la posibilidad de confiar en Internet como medio capaz de satisfacer las necesidades de un público inquieto que, por los motivos que fueren, no tiene la posibilidad de acceder a lo único que, en cierta medida, garantiza una situación de conocimiento relativo sobre el estado del arte contemporáneo; nos referimos a las revistas o publicaciones especializadas.

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